“Vence, vence, vencedor. Jesucristo es el vencedor. Así como esto es gran verdad, venza yo ……. el corazón de ……., que tan humilde como cordero venga a mis pies, como Jesucristo fue a la cruz”. Corderito manso que en el altar estás, vence a mis enemigos que contra de mí estén; que mi corazón encarne en el de él, como encarnó Jesucristo, y mandó a san Lázaro, y a la muerte venció, como he de vencer yo a este enemigo traidor …… Con dos te miro, con tres te agarro, con la sangre de Jesucristo el corazón te parto.
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