Al celebrar el recuerdo del primer discípulo que llamaste a tu lado, te adoramos, Jesús, y veneramos tu voluntad. Haz que trabajemos por la unidad de todos los que en ti creen, en particular ofreciendo nuestra cruz personal, y bendice con abundancia a los cristianos de la fe ortodoxa, especialmente a su patriarca constantinopolitano, sucesor de San Andrés apóstol. Amén.
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