Por ese espíritu de penitencia que os indujo a considerar particular delicia el ayuno más severo, la pobreza más rigurosa y la mortificación más penosa y por lo tanto la privación de todos los bienes para consagraros eternamente al amor de Jesús, y por la especial devoción a Jesús Sacramentado por medio del cual salvaste Vuestro Monasterio y la ciudad de Asís de los bárbaros que la amenazaban, concédenos la gracia de preferir la pobreza a la riqueza, la mortificación al placer y especial devoción a la Santa Eucaristía, Para que nos conforte en todo el camino de ésta vida y nos lleve con seguridad a la santa eternidad. Pode el perdón que espero de mi señor Jesús Amén.
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