Profesora Grahasta

Poderoso padre Señor,  haz de mí un instrumento de paz.  Que donde haya odia, ponga yo amor;  que donde haya ofensa,  ponga yo perdón;  que donde haya duda, ponga yo fe;  que donde haya desesperación,  ponga yo esperanza;  que donde haya tinieblas,  ponga yo luz; que donde haya tristeza,  ponga yo alegría. Milagroso Divino Maestro, haz,  que no busque tanto ser consolado, como conso lar; ser comprendido, como comprender;  ser amado, como amar; dar antes que recibir;  ser perdonado, como perdonar; porque al morir,  resucitamos a la Vida Eterna. En el Nombre de Jesús Amen.

Poderosa  y ¡Santa Cruz de Caravaca! Me acojo a tu poder grandioso para que tu fuerza me aleje de la pena que me aflige. ¡Oh Cruz Celestial! Por poder dame el bien y líbrame de todo mal. Inclina Señor, tu oído a mi súplica, con la cual imploro el amor y la comprensión del prójimo. Guíame Santa Cruz de Caravaca en el tránsito de mi vida terrena e ilumíname y presérvame en los momentos más peligrosos. Esta oración debe realizarse ante una Cruz de Caravaca, si no la tienes puedes utilizar su imagen de alguna pintura o dibujo. Sin embargo lo más recomendable, energéticamente hablando, es tenerla entre las manos mientras recitamos la oración. Esta cruz tiene gran fuerza y magnetismo y son muchas las personas que dan fe de haberse beneficiado de ella, sobre todo si han tenido fe y creencia en su especial configuración de doble cruz. Les recuerdo que se desconoce a ciencia cierta cómo llegó esta Cruz a España, para muchos su origen está relacionado con la antigua Jerusalén, la