Purifica, Señor todopoderoso, mi corazón y mis labios; Tú que purificaste los labios de Isaías con un carbón encendido, dígnate purificarme con tu divina misericordia, de forma que yo pueda, por medio de tu Ángel, alabarte siempre, aquí, ahora y en todo momento. Angel de mi Guarda protegeme, purificame, orientame, guiame, para mostrarme el camino de rectitud y bondad por el que caminan los hijos de Dios. No permitas que por falta de provision pueda yo apartarme del camiño señalado. Antes bien, ayudame a conseguir los medios, trabajos, ayudas, para atender con generosidad las necesidades de los mios.
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