Mi Dios, yo te amo. Te alabo y te bendigo. Te bendigo y te doy gracias. Y te suplico, Amado mío, que por los méritos de tu Pasión, de tu Muerte y de tu Cruz, te dignes, con tu poder, tocar y sanar a todos los que sufren (o, sufrimos), a todos los que estamos enfermos y necesitamos tu sanación.
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