Bendita y amada del Señor y gloriosa Santa Catalina, por aquella felicidad que recibísteis de poder uniros a Dios y preparaos para una santa muerte, alcanzadme de su divina Majestad la gracia de que purificando mi conciencia con los sufrimientos de la enfermedad y con la confesión de mis pecados, merezca disponer mi alma, confortarla con el viático santísimo del cuerpo de Jesucristo a fin de asegurar el trance terrible de la muerte y poder volar por ella a la eterna bienaventuranza de la gloria: Amén.
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