Señor, enséñame a ser generoso, a dar sin calcular, a devolver bien por mal, a servir sin esperar recompensa, a acercarme al que menos me agrada, a hacer el bien al que nada puede retribuirme a amar siempre gratuitamente, a trabajar sin preocuparme del reposo. Y, al no tener otra cosa que dar a donarme en todo y cada vez más a aquel que necesita de mí esperando solo de tí la recompensa. O mejor: esperando que Tú mismo seas mi recompensa. Amén
reflexiones espirituales cortas,reflexiones espirituales escritas,que es reflexion espiritual,reflexiones espirituales catolicas,reflexiones espirituales para jovenes,reflexiones espirituales cristianas,reflexiones espirituales para el alma,reflexiones espirituales habladas,