Madre de Jesús y Madre Nuestra, María, Santísima Madre de Dios. Tú sabes que nuestra vida está llena de pequeños y grandes nudos. Nos sentimos sofocados, aplastados, oprimidos e impotentes para resolver nuestros problemas. Nos entregamos a tí, Virgen de Paz y de Misericordia. Nos dirigimos a nuestro Dios Padre, por Jesucristo y en el Espíritu Santo, unidos a todos los ángeles y todos los santos. María coronada de doce estrellas, que pisas con tus santísimos pies la cabeza de la serpiente y no nos dejas caer en la tentación del maligno. Mujer gloriosa, la luna y el viento son subordinados a tus deseos: Libéranos de cada esclavitud, confusión e inseguridad. Dános tu gracia y tu luz, para ver en las tinieblas que nos rodean y seguir el camino justo. Madre generosa, te presentamos suplicando nuestro pedido de ayuda.
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