Bienaventurado San Gabriel, tú que apacentaste el rebaño de los pastores de Nazareth, cuida el ganado en estos campos, sus granjas, sus ríos, sus cerros y colinas, y en particular a los campesinos que las trabajan para recoger sus frutos. Dígnate, arcángel Gabriel, protegernos contra la tormenta, lluvia o la tempestad, contra las inundaciones, y los incendios, y sobre todo contra los enemigos de la propiedad ajena. Por Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina en unidad del Espíritu Santo.
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