Santo eres mi señor Jesús, dulce memoria, fiel consuelo, Que dad gozo y placer al alma pura; Más dulce que la miel es la dulzura De tu dulce presencia, Rey del cielo. Te glorifico padre de Israel Ni la voz el decirlo es practicable, Sólo por experiencia se penetra, ni llegarlo a explicar puede la letra; Que es amar a Jesús, bien inefable. Señor Nada se oye que dé más regocijo, Nada puede la voz cantar más suave, Nada pensar más dulce el nombre sabe, Que Jesús amoroso de Dios Hijo, Bendice mi Petición, Jesús, nuestra esperanza, ¡qué piadoso Eres al que te pide humildemente! ¡Qué bueno al que te busca diligente! Y el que logra hallarte, ¡que dichoso! Sed, pues, nuestro placer, Jesús amado, Que has de ser galardón del alma pía; Sea en ti nuestra gloria y alegría Por siglos y por tiempo interminado. En el Nombre de todos los santos Amén.
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