Amadísimo Señor, hazme un instrumento de tu paz. Donde haya odio, siembre yo amor; Donde haya injuria, perdón; Donde haya duda, fe; Donde haya tristeza, alegría; Donde haya desaliento, esperanza; Donde haya sombras, luz. ¡Amadísimo, Divino Maestro! Que no busque ser consolado sino consolar; que no busque ser amado sino amar; que no busque ser comprendido sino comprender; Porque dando es como recibimos; perdonando es como Tú nos perdonas; y muriendo en Ti, es como nacemos a la vida eterna. En el Nombre de María la Virgen Amen.
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