Altísimo Señor de todo lo creado a quien respetan humildes los Arcángeles y rinden vasallaje serafines y santos, yo os adoro como centro de todas las perfecciones, autor de todo bien y fuente inagotable de toda santidad. Gracias te doy Señor por los muchos y señalados dones de la naturaleza y gracia con que enriqueciste en éste mundo a tu fidelísimo siervo San Cipriano. Te damos gracias, protector nuestro, por los señalados favores que hemos recibido del cielo por tu poderosa intercesión. Te ofrezco, abogado mío, el culto y la honra que hoy se te tributa con todo el Universo. Alcánzame, amoroso protector, la gracia que te imploro (pedir la gracia) si conviene a mi alma, para que así goce de tu dichosa compañía en la gloria.
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