En el nombre del Padre, Y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. ¡Oh augusta Reina de las Victorias, ¡Oh Virgen soberana del Paraíso!, Cuyo nombre poderoso alegra los cielos Y hace temblar de terror a los abismos. ¡Oh gloriosa Reina del Santísimo Rosario!, Nosotros, los venturosos hijos vuestros, Postrados a vuestras plantas Derramamos entre lágrimas l Os afectos de nuestro corazón, Y con la confianza de hijos Os manifestamos nuestras necesidades. Desde ese trono de clemencia Donde os sentáis como Reina, Volved, ¡oh María!,
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