Si levantamos la mirada a ti, Madre querida, encontramos en tu corazón el remedio para todos nuestros males. Recurrimos, entonces, a tu ayuda, con toda la confianza de que somos capaces. Creemos firmemente que basta una palabra dicha por ti a tu Hijo Jesús, para que, como en Caná de Galilea, logres para nosotros lo que necesitamos. Virgen de las Flores, procúranos un sincero dolor de nuestros pecados y plena conformidad con la voluntad de Dios; cura nuestras enfermedades, remedia nuestras necesidades, auxílianos en las dificultades,
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