Profesora Grahasta

Amadísimo Señor Padre de misericordia, Señor Padre de bondad. Señor, Tú siempre me has dado la fuerza necesaria, y, aunque débil, creo en Ti Señor, Tu siempre me has dado la paz de cada día, y, aunque angustiado, creo en Ti Señor, Tu siempre me has guardado en la prueba, y, aunque estoy en ella, creo en Ti. Señor, Tu siempre has alumbrado mis tinieblas, y, aunque no tengo luz, creo en Ti Yo creo y confío en ti ciegamente y sé que me colmarás de gracias y favores Celestiales por encima de mi esperanza, ya que tú no defraudas a nadie, y mucho menos al alma necesitada y atormentada que acude con confianza a tu Corazón. Yo confío con todo mi corazón en Ti, por ello te suplico me concedas Tu ayuda Celestial para satisfacer y remediar mis difíciles problemas, dame Tu auxilio en mis urgentes necesidades: (hacer la petición). Señor creo en Ti, confío en Ti. En el Nombre de Jesús Nuestro señor Amén. Reza

“Amadísimo Jesús mío, te suplico misericordia para aquéllos que padecen bajo las terribles guerras.     Te pido que fluya la paz en aquellas atormentadas naciones  que están ciegas a la verdad de Tu existencia. Por favor, cubre a esas naciones con la fuerza del Espíritu Santo, para que pongan fin a su afán de poder sobre las almas inocentes. Ten misericordia de todos Tus países que se encuentran impotentes ante los  horrores que están extendiéndose sobre todo el mundo. En el Nombre de Jesús Nuestro Padre Celestial Amén”

Ho san José tu que fuiste carpintero trabajador te pido urgentemente me ayudes con un trabajo, Señor, atiende este clamor que brota de lo más íntimo de mi corazón, ¡ábreme una puerta!… Sólo Tú sabes y conoces, Jesús, los momentos de dificultades por los que mi familia y yo estamos pasando a causa del desempleo. “Porque Tú eres, Señor, mi única esperanza…” (Sal. 70, 5). Te pido que me concedas todo el ánimo, confianza, valor y fortaleza, para salir de mi casa en busca de este trabajo, con la certeza de que Tus manos extendidas a mi favor me abrirán las puertas, preparando a mi entrada un empleo según Tu voluntad. Tú sabes también, Señor, con cuánta fe y esperanza me aproximo a Ti para pedir que abras mi mente, abriéndome una puerta y preparándome un empleo, para que, de ser posible, a través de un trabajo digno pueda brindarle a mi familia “el pan nuestro de cada día”. Estaré toda mi vida Confiado enteramente en Tu Palabra que dice: “Tocad y se os abrirá…” (Lc.