Haz, Padre nuestro, que nos acostemos en paz, y nos levantemos de nuevo
para disfrutar la vida. Extiende sobre nosotros el abrigo de tu paz,
guíanos con tu buen consejo y sálvanos por tu nombre.
Sé nuestro escudo
para rechazar a todo enemigo, enfermedad, violencia, hambre y tristeza.
Protégenos en la sombra de tus alas, pues
Tú eres Dios que nos guarda y
protege, soberano de misericordia y compasión.
Protégenos cuando salimos
y cuando entramos, para disfrutar de la vida y la paz ahora y siempre, y
extiende sobre nosotros el abrigo de tu paz. Bendito sea el Señor, que
extiende el abrigo de la paz sobre nosotros, sobre su pueblo Israel, y
sobre todo el mundo.
Amén.
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