“Señor,
a ti acudo sabiendo que desprendes dulzura y comprensión. Conociendo tu
capacidad para el amor, la ternura y la compasión, deseo compartir
contigo un poco de mi intimidad. Me presento ante ti henchido de amor y
con el corazón oprimido, pues mis sentimientos precisan fluidez y no
encuentro la forma de darles la salida que merecen.
Te pido santo patrono de los amantes y protector de los marcados por el ángel Cupido, que me ayudes. Para que las flechas de mis sentimientos, sepa yo transformarlas en pétalos de dulce flor. Para que mis ojos transmitan paisajes gratificantes. Para que mis palabras se conviertan en arrullos de cariño en el oído de quien me ama. Haz que mis manos cual plumas de terciopelo, sean tibias, mimosas y agradecidas ante el roce de la pasión.
Te
exhorto, Señor, para que me permitas saber ser amoroso sin empalago,
afectuoso sin opresión y enamorado con respeto y devoción”.
Comentarios
Publicar un comentario