!Oh misterioso espíritu que diriges todos los hilos de nuestra vida!
Desciende
hasta mi humilde morada, ilumíname para conseguir por medio de los
secretos azares de la lotería, premio que ha de darme la fortuna y con
ella la fecilidad y el bienestar que recibirá mi alma; obseva mis
intenciones que son puras y sanas y que van encaminadas en bien y
provecho mío y de la humanidad en general.
Yo
no ambiciono riquezas para mostrarme egoísta o tirano, deseo dinero
para comprarme la paz de mi alma, la ventura de lo que amo y la
prosperidad de mi esperanza.
!Oh
Soberano Espíritu! Si tú crees que yo debo pasar todavía muchos días
sobre la tierra sufriendo las incomodidades que el destino me repara
hágase tu volntad; yo me resigno a tu decreto, pero ten en cuenta mis
sanos propósitos en este momento en que te invoco la necesidad es que me
encuentro y si está escrito en el libro de mi destino, sean
satisfactoriamente atendidos mis votos que están expresados con toda
sinceridad en mi corazón.
Amén.
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