¡Oh
Glorioso San Francísco de Asís!, tu que en tu vida llevaste siempre la
alegria por donde pasabas, dignate ahora a interceder por nosotros
ante la Divina Majestad de Dios para que torne nuestra tristeza en gozo y
alegría, nuestra depresión en afirmación, que veamos las cosas con los
ojos de Dios, como verdaderamente son, y entonces se caerán de
nuestros ojos las escamas que no nos dejan ver el mundo precioso y
bondadoso de Dios Padre. Te lo pedimos por el amor fraterno que
sentiste hacía tu hermana Santa Clara.
Amén.
Comentarios
Publicar un comentario