Gozoso
es quien ha visto a Dios, más triste por siempre esta quien lo ha visto
y lo ha perdido. El camino está cerrado, y si tu infinita bondad no
vuelve a abrirlo, nuestra vida rodara hacia el abismo del maligno.
Muéstranos de nuevo el camino, dale fuerzas a nuestro corazón para
seguirlo, y despierta nuestra alma para no volver a perderlo nunca más.
Amén.

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