Una de las principales dudas que
tuve a mis 19 años cuando inicié en todo esto de seguir a Dios fué :
"¿quien soy?".
Y es que al encontrarnos con Dios
tenemos que replantear nuestros planes en este mundo, y vemos como el Padre nos
da un destino mucho mas grande de lo que pudiéramos pensar.
Y es que Jesús conoce realmente
nuestro corazón y por ende, nuestro potencial y las cosas que podemos hacer.
¿Entonces, por qué seguir a Dios?
No porque los problemas se acaben,
muchas veces mas bien aumentan las cosas que debemos enfrentar, porque somos
mas fuertes y el árbol con fruto es el que es apedreado y sacudido.
¿Acaso seguimos a Dios solo para
no estar solos?
No. Muchas veces algunas personas
se van a alejar de nosotros.
¿Para sentirnos bien?
No. Muchas veces Dios nos pedirá
hacer cosas que no son fáciles para nosotros.
¿Entonces, por que seguir a Dios?
Seguimos a Dios para encontrar
nuestra verdadera esencia, esa que solo el que nos creó nos puede dar.
Seguimos a Dios para ser plenos, y
encontrar quienes somos realmente y hacia quien iremos cuando inevitablemente
tengamos que dejar este mundo.
Seguimos a Dios para hacer el bien
por otros y comprender que la trillada frase "hay mas gozo en dar que en
recibir" se hace realidad en nuestras vidas y sólo entonces, empezamos a
ser felices realmente pues nuestro tesoro no es el dinero ni las riquezas, sino
aquello que nos dignifica en las buenas obras al prójimo.
Seguimos a Dios para comprender lo
poco que vale el dinero y lo pobres que nos vuelve cuando lo tenemos en grandes
cantidades. Sigue a Dios para encontrar tu camino, tu destino, tu sendero.
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