¡Poderoso Nombre glorioso, Nombre
regalado, Nombre amoroso y santo!
Por ti las culpas se borran, los
enemigos huyen vencidos, los enfermos sanan, los atribulados y tentados se
robustecen, y se sienten gozosos todos.
Tú eres la honra de los
creyentes, Tú el maestro de los predicadores, Tú la fuerza de los que trabajan,
Tú el valor de los débiles.
Con el fuego de tu ardor y de tu
celo se enardecen los ánimos, crecen los deseos, se obtienen los favores, las
almas contemplativas se extasían; por ti todos los bienaventurados del cielo
son glorificados.
Haz, dulcísimo Jesús, que también
nosotros reinemos con ello por la fuerza de tu santísimo Nombre.
Por la gracias de nuestro padre
celestial Amen.
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