Mi Dios, yo te amo. Te alabo y te
bendigo.
Te bendigo y te doy gracias. Y te
suplico, Amado mío,
que por los méritos de tu Pasión,
de tu Muerte y de tu Cruz,
te dignes, con tu poder,
tocar y sanar a todos los que
sufren (o, sufrimos),
a todos los que estamos enfermos
y necesitamos tu sanación.
Que con el poder santísimo de tus
cinco llagas,
tu Preciosa Sangre, tu costado
abierto,
tu ley creativa, tu ternura
infinita,
tu poder Santísimo de Dios,
ordenes en mí la sanación.
Y así será, porque si tú lo dices
y así es.
Amado mío, Amado Bien,
que el poder infinito y Santísimo
de Dios nos bendiga
y tus Santísimas cinco llagas nos
sanen.
Te doy gracias, Jesús de bondad y
misericordia,
pues tu poder y tu luz han
iniciado ya mi sanación.
Yo sé que tu bendición no ha
entrado en el vacío;
sé que has obrado maravillas para
mi cuerpo y espíritu.
Gracias por lo que estás haciendo
y harás.
Te alabo y te bendigo. Te
bendigo, y te doy gracias,
mi Dios, mi todo, mi amado
hermano, mi Salvador.
Bendito seas, alabado seas ahora
y por siempre.
Amén.
Comentarios
Publicar un comentario