Patrona de los Padres
Redentoristas y de Haití
27 de junio
Santísima y siempre pura Virgen
María, Madre de Jesucristo, Reina del mundo y Señora de todo lo creado; que a
ninguno abandonas, a ninguno desprecias ni dejas desconsolado a quien recurre a
Ti con corazón humilde y puro.
No me deseches por mis gravísimos
e innumerables pecados, no me abandones por mis muchas iniquidades, ni por la
dureza e inmundicia de mi corazón me prives de tu gracia y de tu amor, pues soy
tu hijo.
Escucha a este pecador que confía
en tu misericordia y piedad: socórreme, piadosísima Madre del Perpetuo Socorro,
de tu querido Hijo, omnipotente Dios y Señor nuestro Jesucristo, la indulgencia
y la remisión de todos mis pecados y la gracia de tu amor y temor, la salud y
la castidad y el verme libre de todos los peligros de alma y cuerpo.
En los últimos momentos de mi
vida, sé mi piadosa auxiliadora y libra mi alma de las eternas penas y de todo
mal, así como las almas de mis padres, familiares, amigos y bienhechores, y las
de todos los fieles vivos y difuntos, con el auxilio de Aquel que por espacio
de nueve meses llevaste en tu purísimo seno y con tus manos reclinaste en el
pesebre, tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo, que es bendito por los siglos de
los siglos.
Amén.
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