Milagroso y ¡Glorioso San Juan de Dios, caritativo protector
de los enfermos y desvalidos!
Mientras vivisteis en la tierra no hubo quien se apartase de
vos desconsolado: el pobre halló amparo y refugio; los afligidos consuelo y
alegría; confianza los desesperados,
y alivio en sus penas y dolores todos los enfermos y
necesitados.
Si tan copiosos fueron los frutos de vuestra caridad estando
aún en el mundo, ¿qué no podremos esperar de vos ahora que vivís íntimamente
unido a Dios en el Cielo?
Animados con este pensamiento, esperamos nos alcancéis del
Señor solución a esta desesperada situación:
(hacer la petición)
si es para mayor gloria de Dios y bien de nuestras almas.
Amén.
Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
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