¡Milagrosa mi buen san Peregrino!
Tú que después de una juventud
mundana
supiste encontrar el camino de
Cristo,
te ruego me conduzcas por los
senderos
de la caridad, la virtud y la resignación
cristiana.
¡Oh san Peregrino confesor!,
Tú que supiste escuchar los
pecados
de todo aquel que te lo pedía,
escucha hoy los míos y perdónalos
con tu infinita benevolencia y
comprensión.
¡Oh san Peregrino penitente!,
Tú que en todo momento
supiste entregar tu silencio y mortificación
a tu amado Jesús y a tu Virgen doliente,
ayúdame en este pesar a ser
paciente.
¡Oh san Peregrino enfermo,
Tú que en tantos padecimientos
fuiste fuerte pero humilde y
resignado
e hiciste de tu padecimiento gozo,
haz que sobrelleve con fe mis
sufrimientos.
Hoy acudo a ti,
Milagroso san Peregrino
a que me des tu bendición
para conseguir lo que aquí te
pido:
(hacer la petición)
te ruego intercedas ante tu Jesús
Sanador
y tu bien amada la Virgen María,
para alcanzarme la suplica
que fervorosamente hago en esta oración.
Yo confío en ti,
Generoso san Peregrino,
y estoy seguro que me la obtendrás,
siempre que convenga a tu mayor
honra,
a la gloria de Dios,
y bien de mi alma.
Así sea.
Rezar el Acto de Contrición, la
Salve y el Credo.
Hacer la oración y los rezos
durante siete días consecutivos.
San Peregrino Laziosi (Pellegrino
Laziosi,
también llamado Pellegrino da
Forlí).
Aunque tuvo una juventud
anticatólica, licenciosa y mundana (incluso perteneció a un movimiento que se
oponía al papa Martín IV), a los treinta años inició un proceso de conversión e
ingreso en la orden de los Servitas (siervos de María, orden a cuya cabeza
estaba san Felipe Benizi). Durante su estancia fue un ferviente predicador, un
orador excelente, y un confesor muy comprensivo, además de ser benefactor de
los pobres. Gran penitente, sirvió y trabajó en silencio completo, en la
soledad, y con el asombroso ofrecimiento de no sentarse durante 30 años, lo que
le enfermó gravemente, desarrolló venas varicosas y más tarde, gangrena y
cáncer en un pie. La noche antes a ser intervenido quirúrgicamente para
amputarle la pierna, estuvo en profunda oración y tuvo una aparición de Cristo
que le tocó la pierna; a la mañana siguiente la pierna estaba completamente
curada. Murió en Forlí y actualmente, su
cuerpo se conserva incorrupto en la Iglesia de los Siervos de María en Forlí.
Peregrino fue canonizado por el papa Benedicto XIII en el año 1726. Es el
patrón de los enfermos de CANCER y SIDA, contra las heridas abiertas sin
cicatrizar, enfermedades de la piel. También se le invoca para enfermedades
largas y dolorosas.
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