Milagroso y amadísimo Señor de los Milagros,
acudo ante tu Sagrada Imagen con fervor,
con toda mi fe y confianza,
para invocar tu milagrosa ayuda,
me trae hasta tus pies el amor que te profeso
y lo mucho que te agradezco tu gloriosa Redención,
y para pedirte que no me dejes solo ante tanta adversidad
que ahora me causa dolor y honda preocupación.
Yo creo que Tú eres Dios,
como el Padre y el Espíritu Santo.
Creo que eres también hombre verdadero y fuente de vida
y que de tu plenitud, los hombres recibimos
todas las gracias y favores.
Tú, que por suma e indecible bondad
y para darnos una prueba de vuestro infinito amor,
después de haber padecido los más crueles tormentos
y haber derramado vuestra Preciosa Sangre en rescate por
nuestras culpas y pecados, habéis querido
morir en la cruz dirige hacia
nosotros una mirada de compasión, perdona las faltas
que hemos cometido y escucha benigno
nuestras suplicas.
Sólo Tú, mi Dios,
solo Tú, puedes atender y remediar mis muchas y
grandes necesidades y problemas
y aliviarme de tantas penas y dolores
como padezco en este valle del llanto y del dolor.
Solo Tú, mi amado
Señor de los Milagros,
puedes darme solución urgente
para esta gran necesidad que me aflige
y que me resulta imposible de solucionar
por mis débiles medios, por ello la deposito
ante tus pies divinos y te pido humildemente
me ayudes con tu infinita misericordia
y me concedas lo que con toda esperanza solicito:
(decir lo que se desea conseguir).
Confío en tu bondad y generosidad,
y sabiendo los muchos milagros que has obrado
en beneficio de los que como yo acudimos a tus plantas,
te ruego, extiende tu mano poderosa y concédeme
ayuda en lo que he solicitado desde lo más intimo de mi ser.
Te lo pido por los méritos de tu Madre
Dolorosa, cuya intercesión
no puedes desatender pues es Madre
nuestra y auxiliadora de los hombres,
haz Señor mío que vea cumplido
cuanto pido en esta oración.
Te amo, te alabo, te venero, te glorifico,
Y quiero amarte cada día más.
Mi buen Señor de los Milagros,
mi Cristo amado, por tu Preciosa
Sangre, por tu Cruz y tu Pasión no me niegues tu
clemencia aquí en la tierra, y cuando llegue
el momento, llévame de tu
mano hasta el Cielo venturoso.
Así sea.
Rezar el Credo, Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Hacer la oración y los rezos nueve días seguidos.
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