
Los de Calleja no solo fundieron
al Madrid en el segundo tiempo, sino que lograron la primera victoria de su
vida en el Bernabéu. Y tan descarrilado va este Madrid que los castellonenses,
a un solo punto, ya le pelean hasta el último puesto clasificatorio para la
próxima Copa de Europa. De traca.
Zidane fue Zidane y de nuevo dio
carrete al que tiene por equipo A, por equipo al rescate. Solo le alcanzó para
un primer tiempo meritorio. Luego, ya tras el descanso, se hizo cenizas. Una
película ya muy vista. A fogonazos, pero hasta el intermedio el fútbol de los
blancos tuvo mejor rima que el de ese Real Madrid tan gripado de las últimas
jornadas. Esta vez, durante 45 minutos, fue un equipo invasivo, sin titubeos a
la hora de encapsular al Villarreal. Nadie, ni Cristiano ni Bale, eludió la
faena para trabar el juego que intentaba articular el cuadro castellonense
desde su portería.
Es un equipo que repudia los pelotazos. Y el Madrid se
dispuso con remangue para enchironarle, para anudar su fútbol. Durante muchos
tramos, el grupo de Zidane logró su propósito y el Villarreal se hizo un
ovillo.
Empotrados los amarillos en su
barracón, los madridistas acumularon ocasiones de gol. La mala puntería del
Cristiano más terrenal que se recuerda y la excelente actuación de Asenjo
dejaron seco al Real. Cuánto mérito tiene este portero jabato, invencible hasta
para sus malditas rodillas. De inmediato lo comprobaron Marcelo y CR, cuyos
diabólicos remates fueron abortados por el meta palentino.
Colonizado el Villarreal por la
presión alta de los locales, el Madrid apenas se sintió amenazado durante el
primer acto. Calleja cuenta con una notable columna de centrocampistas. Gente
con botas de seda como Trigueros, Fornals y, sobre todo, Rodri, el mejor
proyecto de Busquets que vislumbra el fútbol español. Como el catalán, juega
tan bien con la pelota como sin ella. Pero por virtud madridista, en muchos
trances del duelo todos los mediocampistas visitantes se vieron más obligados
al pico y la pala que a la arquitectura. Hasta el segundo tramo, no hubo
secuencias de Keylor, bien blindado por Nacho con un par de bloqueos ante un
par de escaramuzas del colombiano Bacca. Con Bakambu en El Dorado chino, al
conjunto de La Cerámica le falta metralla.
Con Modric y Kroos a los remos,
el Madrid tiró de todo el arsenal salvo el de Bale, tan discreto que jamás
encontró la portería de frente. Y mucho menos con espacios, como tanto le
gusta. La colonización blanca del primer tiempo en territorio amarillo redujo
las rendijas al galés, al que se le invalidó un gol por claro fuera de juego.
Cristiano, más agitador que su camarada británico, sigue desafinado. En un reto
a solas con Asenjo fue cualquier futbolista menos Cristiano. La picada del luso
se le fue como casi nunca se le iba al portugués. Lo mismo que el último remate
antes del intervalo. En los morros del siete, al que trastabilló Mario en lo
que pudo ser penalti, irrumpió una vez más Asenjo. Son tiempos, puede que
momentáneos, de otro CR.
El Villarreal deja al Real Madrid por los
suelos
El segundo tiempo subrayó el
desplome blanco tras los descansos. Le sucedió contra el Barça y en Vigo. Otra
vez el partido se le hizo más bien eterno. El propio equipo se hizo largo, ya
mucho menos compacto. Lo advirtió el Villarreal, con mayor control, con sus
virtuosos centrocampistas más sueltos. Cheryshev, que en sus primeros pasos a
punto estuvo de abrir la lata, le dio otro despegue y sin acorralar a Keylor, el
cuadro valenciano enfocó mejor el choque.
Enfrente, el Madrid perdió
mordida y fluidez. Abusó y abusó de centros desde los costados, o de tiros de
Kroos al muñeco. Difuminado Isco, nadie le dio vueltas a las jugadas, casi
todas muy previsibles para gozo de la firme zaga de los de Calleja. Asenjo ya
tuvo sosiego y ni el lazo de Zidane a Asensio y Lucas orientó de otra forma al
Real.
El Villarreal deja al Real Madrid por los
suelos
Tan atormentado se vio el Madrid,
que un saque de esquina a su favor le pilló destartalado. Lo suficiente para
que Rodri, que tiene muchas luces, citara en carrera a Cheryshev. El ruso cruzó
la pradera y asistió a Unal, al que Keylor frenó en primera instancia. El
rebote cayó a Fornals, que selló un golazo versallesco. Con un toque de palanca
con la zurda, el castellonense anotó un gol tan pictórico como histórico. Otro
azote mayúsculo para este Madrid liguero en ruinas. Siniestro total para los
blancos. Gloria desconocida para el Villarreal en su primer brindis por todo lo
alto en Chamartín. En un Chamartín perplejo ante una crisis que se perpetúa sin
que nadie advierta el remedio. Y lo que es peor para este Madrid: sus actores
asumen el elocuente diagnóstico pero no dan con las causas. O eso dicen. Mal
asunto.
Fuente: elpais com
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