Los 22 CMO (Chief Marketing
Officer) que se sentaron en la mesa
redonda antes de los 2017 CMO Awards aportaron 22 diferentes tipos de variados
problemas que encontraban en su trabajo diario que van desde la industria, el
product mix, el tamaño de la empresa, la distribución, el liderazgo de los CEO,
la estructura organizativa, las responsabilidades y ocupaciones de los CMO,
entre otros.
Independientemente de la compañía,
el trabajo de un CMO es muy duro. Por un lado, las circunstancias varían
ampliamente de un trabajo a otro. “Es el perfil más personalizado en C-Suite”,
dijo Kristi Maynor, que recluta y asesora CMOs en todo el mundo para la firma
Egon Zehnder. “Encuentre un CMO que diga que su trabajo es fácil y le mostraré
uno que necesita actualizar su currículum”, bromeó, según Adage.com.
Una segunda cuestión positiva es
que mientras que las circunstancias pueden variar, la carretera hacia el éxito
como CMO está pavimentada del mismo modo: fijar objetivos claros y medibles,
desarrollar un gran equipo y tener líneas abiertas de comunicación. Estas
estrategias no conseguirán salvar a un barco que naufraga, pero sí darán al CMO
una oportunidad de dejar huella en la organización, especialmente si adopta las
siguientes tres resoluciones:
Simplificarlo todo
Aunque el marketing es muy
complejo, especialmente por la fragmentación y disrupción de medios y canales,
los planes de marketing de varias páginas se centran más en las vicisitudes
tecnológicas que en ofrecer ideas de marketing como tal, que suelen estar
relegadas al apéndice. Por ello, crear un plan de marketing de una sola página
debería no solo ser factible, sino imperativo, aunque sea más fácil decirlo que
hacerlo.
Asumir riesgos
Desafortunadamente, el trabajo de
un CMO conlleva más luchas a contrarreloj que el de los otros directivos. El
mejor camino, irónicamente, no es tomar la ruta segura, sino asumir riesgos
personales. “Se debería tener el 90% del plan ordenado de forma sólida y
defendible, pero el horno ofrece la posibilidad de experimentar”, dijo Maynor.
Es posible que estos experimentos no garanticen la seguridad laboral, pero sí
darán la satisfacción de haber realizado el mejor esfuerzo.
Cultivar la propia curiosidad
Los CMO de la mesa redonda, a pesar
de sus caminos personales, estaban interesados en la situación de los demás. Se
crea una especie de fraternidad, con una misión y un propósito comunes. Por lo
tanto, el interés de unos en otro no debería ser sorprendente. Cuando la
curiosidad se vuelve un hábito, el trabajo mejora y el directivo se siente
mucho más preparado para conseguir su próximo objetivo.
Fuente de información: marketingdirecto.com
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