
En su mensaje, el Papa dijo que
"estas palabras del Señor iluminan profundamente el misterio de la Cruz.
Esta no representa una tragedia sin esperanza, sino que es el lugar donde Jesús
muestra su gloria y deja sus últimas voluntades de amor, que se convierten en
las reglas constitutivas de la comunidad cristiana y de la vida de todo
discípulo".
"El dolor indescriptible de
la cruz traspasa el alma de María, pero no la paraliza. Al contrario, como
Madre del Señor comienza para ella un nuevo camino de entrega. En la cruz,
Jesús se preocupa por la Iglesia y por la humanidad entera, y María está
llamada a compartir esa misma preocupación", aseguró.
Asimismo, explicó que "Juan,
el discípulo amado, representa a la Iglesia, pueblo mesiánico. Él debe
reconocer a María como su propia madre. Y al reconocerla, está llamado a
acogerla, a contemplar en ella el modelo del discipulado y también la vocación
materna que Jesús le ha confiado".
Más adelante, el Pontífice señaló
que la "vocación materna de la Iglesia hacia los necesitados y los
enfermos se ha concretado, en su historia bimilenaria, en una rica serie de iniciativas
en favor de los enfermos. Esta historia de dedicación no se debe olvidar".
Por tanto, afirmó, "la pastoral de la salud sigue siendo, y siempre será,
una misión necesaria y esencial".
Francisco invitó a confiar a
María, Madre de la ternura, "todos los enfermos en el cuerpo y en el
espíritu, para que los sostenga en la esperanza".
Fuente: Aciprensa
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